Ya no me haré más el remolón. Iré a ver la película de la que todos hablan. Mira que a mí no me va esto de la crítica social, y menos así en caliente. Es la típica película que podría haber visto en el festival pero fuera da pereza. De hecho, debido a los escasos títulos que vi en el festival ni siquiera esa me atrajo especialmente.
Pero que se le va a hacer, el gran público ha dado su beneplácito y en muchas ocasiones le hago caso. Así que a pasar penurias, a ver lo dura que es la puta vida y a reflexionar sobre lo bien que vivimos y la injusticia del mundo. De ahí a una ONG.
Como cine... bueno, diría que es la vencedora del pasado Zinemaldi, pero tampoco eso es decir mucho. Decir que no fue pitada su victoria es decir algo más, pero tampoco nos emocionemos.
La fotografía será grata, espero. El guión no será aburrido y la dirección sobria. Para las interpretaciones sólo un adjetivo vale (para bien y para mal): “desgarradoras”.
Vamos, que con cierto cinismo propio del bienestar social que nos rodea, me acercaré a ese cine llamado “Príncipe” que es de los pocos que aun respeta las películas sin palomitas y posiblemente, me compre unas palomitas con la esperanza de que no se me atraganten.