Muy decepcionante el reencuentro con Fernando Trueba después de estos años. Creo que la palabra que mejor define esta película es "fallida". Muchos intentos y ningún resultado. Pretende ser mágica, con sus caballos y sus bailarinas mendigas mudas, pero sólo consigue ser un batiburrillo infantil de tópicos y estereotipos. Pretende buscar unos momentos de emoción de carne de gallina y lo único que termina consiguiendo es indiferencia ante unos intentos forzados de articulación tan visible que sólo resultan completamente monótonos.
No ayuda un reparto donde únicamente Ridardo Darín funciona. Los jóvenes son bastante justitos, y el personaje masculino carece absolutamente del carisma que requiere. Ariadna Gil está correcta pero al estar su personaje absolutamente ninguneado, después de preparar para él una introducción ambiciosa, se queda en nada.
La fotografía es un crimen. Da igual que sea primera hora de la mañana, que el atardecer, o que sea una fiesta de cumpleaños nocturna, o incluso que nieve en noche cerrada; la luz es exactamente la misma: un derroche de calidez anaranjada que inunda los rostros de los personajes. No hay ningún tipo ambiente fuera de eso. Técnicamente Trueba intenta algunas pequeñas salidas de tono, con microflashbacks y algún movimiento algo indie, que por aislados, inconexos y no demasiado talentosos, resultan intentos también fallidos.
En términos generales, aburrida. Los personajes importan poco, el robo ni siquiera apetece. Sólo indiferencia ante lo que les pueda suceder a estos personajes de cartón, la muerte, la cárcel... y esto es realmente terrible.