Aquí estamos, ante el duro reto de dilucidar si pagar por ver Garfield 2 merece la pena o no. La tarea se presenta complicada pero afrontémosla con energía.
Comencemos por sopesar los aspectos positivos: Jennifer Love Hewitt saldrá muy guapa y pondrá morritos.
Ahora vamos con los aspectos negativos:
Si todo sigue como en la primera entrega (o lo poco que pude ver de ella), desde el punto de vista de la animación esto tendrá poco que aportar. Ese gato gordo y miserable es un simple dibu 3D mal integrado en la imagen real. Nada que aportar.
Desde un punto de vista cómico, los eruptos y continúas asquerosidades protagonizadas por el minino repulsivo este, no tienen la más mínima gracia.
Si nos atenemos, por cierto, a las dotes interpretativas de la antes citada Love Hewitt, lo mejor que podemos hacer, para que la sangre no salpique, es pasar de largo.
Por supuesto, hay otros nombres en el reparto. Está Bill Murray, que últimamente anda en proyectos de altos vuelos. Pero aquí, evidentemente, todo eso no cuenta; simplemente, se limita a poner la voz al gato de marras y, voilà, unos ceritos más en su cuenta. Es más, seguro que ha cobrado más por esta chorrada que por su protagonista en Flores rotas.
Yo, que quieren que les diga, después de plantarme a la puerta del cine, analizar con cautela el cartel de la película, reflexionar sobre sus pros y sus contras... pues ahí sigo, todavía. Sin saber qué hacer. Si ver otra, o no ver ninguna.