Crítica de la película Precious por Iñaki Ortiz

¿Qué dirá Oprah? Esa es una de las inquietudes de la protagonista en determinado momento de la película. Para quienes nos importe bien poco lo que pueda opinar esta señora, productora ejecutiva de la película, seguramente Precious se nos antojará demasiado facilona. Y es que el film parece expresamente diseñado para llegar a los espectadores del programa de la famosa presentadora. Un drama obligado, que se mueve a golpe de tragedia. No basta con que la chica sea gorda y pobre, que la violen también, y si es su padre mejor que mejor. ¿Contentos con eso? Ni soñarlo, hace falta más ¿Qué tal el SIDA?

Se puede argumentar que casos como este existen en el mundo real, pero el efecto que tiene está película es demasiado extremo, exagerado, forzado para que una pobre chica en un entorno ultrahostil sea la perfecta heroína de millones de americanos que se encuentran en una situación compleja. Aderezado todo esto de breves momentos de comedia conocida (el clásico gag del sueño inalcanzable) y con unas muestras de violencia más bien propias de Rasca y Pica. Es difícil tomarse muy en serio esta película repleta de personajes-marioneta, de situaciones demasiado buscadas, y de una protagonista que no se define por mucho más que por ser un mártir. Aquí Mel Gibson hubiera utilizado el gore.

Todo este maniqueísmo barato y este drama facilón no recibirá mi aplauso, aunque la película se puede ver sin demasiado bostezo. Otra pequeña mediocridad destinada al éxito de taquilla. No se me ocurre otro contexto más viciado para utilizar el término "independiente", al menos como antítesis de "comercial", quizá ha llegado la hora de abandonar este concepto, o redefinirlo correctamente.