Según entraba al cine, y tras una agotadora jornada labroal, tuve una revelación: la peli iba a ser un tostón y me vería obligado a hacer notables esfuerzos por no dormirme. Ahora puedo decir que ninguno de esos temores eran ciertos.
Lasse Hallström, una vez más, vuelve a dar toda una lección de cine en estado puro. Es absolutamente maravillosa la forma en que disecciona a los personajes, a un pueblecito, a una cultura entera. Es realmente curioso que al final, las grandes películas sobre la cultura americana las firmen autores oriundos. Y es que esta película tenía todo lo que me esperaba de ella y más.
La fotografía es portentosa, con unas luces y unos detalles nórdicos que la hacen impagable. La disección de los personajes y de sus sentimientos es muy buena, ayudado, claro está, por un muy bien elaborado guión. Pero lo mejor de este drama humano es la humanidad con la que se transmiten todos los sentimientos, muy humanos, valga la enésima redundancia. Uno se identifica en todas las reacciones de los personajes, y, de un primer visionado le dan una sensación de profundidad.
Un ejemplo: cuando el personaje de Jennifer López entra al personaje del sheriff a uno le asalta la duda de si realmente lo hace por protección, por utilizarlo, además de para disfrutar (esto lo deja claro), luego es el propio Redford el que lo dice. Pero, curiosamente, también, para decirlo, éste se aprovecha de la niña y de la excusa de ir a visitar a su nuera para volver al pueblo. Ningún personaje de esta película es bueno a secas. No es la prototípica historia del pueblo en el que todos son buenos e ingenuos.
En ese pueblo reina la ingenuidad, sí, pero también la ambición, las ganas de salir de él; el conformismo, creer que quedarse es mejor que salir fuera y buscar su sitio; la tragedia, tan velada a lo largo de toda la película, expresada a través de símbolos y silencios desgarrados.
En general, me ha gustado todo ese juego de sentimientos a flor de piel y guardados en los bolsillos. Todo eso me ha parecido muy real y muy bien construído y llevado. De la misma manera que me ha encantado la forma en que Hallström nos ha metido en las costumbres de los personajes, sobre todo, de Redford. Cuando a los 10 minutos le vemos abrir el frigo, ya sabemos lo que va a coger, y llevar, a quién, que ya ha ordeñado a la escuálida vaca, lo que es su vida. Y todo esto lo logra además con un inicio con buen ritmo. Y, asimismo, brillante me parece la historia del oso y el personaje de Morgan Freeman; y las escenas en las que aparece el ex novio en el pueblo.
Incluso la buena de López está muy bien en su papel de madre algo ligera de cascos, pero con la convicción fuerte. Redford está impecable en un papel que podría haber hecho Eastwood, más que nada por esa relación con el personaje de Freeman, que está acertando con el toque de sus papeles últimamente. Una dirección, la de Hallström que me ha gustado por su sencillez y maestría, jugando, sobre todo, con la profundidad de planos. Muy bien.
La lástima y la pena, y el quid de las cuatro estrellas está también en el guión. El personaje del novio me parece sobreexplotado. Estuvo bien utilizado hasta que lo echan del pueblo, su vuelta y su final no me han gustado, tampoco me ha gustado el final feliz, ni la falta de tragedia al final, ya conocéis mis debilidades. Tampoco me ha gustado el plano final. Fuera de lugar, muy fuera de lugar.
Con todo una película notable, que quizá en otras condiciones hasta hubiese podido llevarse las cinco estrellas. Sigo encantado con Hallström. Un maestro.