Pues era superable, sí señor. Gracias al 3D, es posible disfrutar con mucha más vitalidad este clásico. Los colores han renacido y el efecto es espectacular, aunque la nariz se me ha quedado dormida a los diez minutos (espero que lo de las gafas lo mejoren).
Hay escenas como la de Jack cantando con la luna amarilla de fondo sobre la colina con rabo o la de la canción de Oogie Bogie, que son espectaculares, así como la introducción en el cementerio con “Esto es Halloween” de fondo o el Jack abatido sobre la estatua funeraria del ángel que recobran una fuerza inusitada. El pelo y la indumentaria de Sally resaltan entre los diversos tonos de gris, que ha vuelto a emocionarme con su melancólico canto de amor.
El proceso de digitalización llevado a cabo por Industrial Light y Magic (compañía fundada por George Lucas, una relación de ideas que me hace refrotarme las manos) ha dado sus frutos. Personalmente, tras su visionado creía que habían metido nuevos componentes para lograr un mayor efecto en el 3D, pero no. Tras volver a verla en su formato normal, todo está como antes, pero hay cosas que, si podían pasar más desapercibidas en este mundo lleno de magia, ahora bombardean tu mente en una explosión de formas y tonos.
Una obra maestra mejorada, que de verdad recomiendo a todo el mundo. El universo de Tim Burton, como nunca antes podías haber imaginado.
Eso sí, preparaos los bolsillos porque esta experiencia en 3D, sale un poco más cara, pero merece mucho la pena.