Es un grande y un valiente que se atreve a todo o a casi todo, y encima lo hace medianamente bien cuando está en reposo y altamente bien cuando se pone a ello, eso sí, con el condicionante Kim Ki-Duk siempre, que los que le aman lo aman, y los que no le aguantan jamás aprecierán en público la belleza de sus imágenes y la ensoñación de la que las ilumina, aunque en la intimidad se sorprendan de la capacidad del chico.
En esta ocasión no vamos a alejarnos de la misma idea de siempre, va a jugar al mismo juego con una historia que en el título tiene pistas, con unos protas de esos orientales que él conoce para exportar a Europa con garantías y un cámara que se apoya en la belleza para mostrar lo tenso del ser humano, que puede que sea al final lo que le interesa de verdad.
Para los más nuevos, ahí está su filmografía entre otras, para empezar, El arco, Hierro-3, Samaritan girl, Time o la reciente Aliento sin olvidar la excelente Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera. Después de depurar sus imágenes no se puede prescindir de darse una vuelta para una rápida ojeada a cualquiera de sus nuevas películas.