Lamentable. Menudo atracón a piedra festivalera. Bajísimo nivel de una peli de la que se esperaba mucho y que no ha ofrecido nada. De lo peorcito que se ha podido ver en Horizontes Latinos en estos últimos años y en general de esta 56 Edición del Festival de San Sebastián. Una cinta podrida desde el principio hasta el final. Y no me vale la excusa del presupuesto porque las han venido modestas y que han desplegado más calidad de la que se les exigía. Lamentable. Julio Hernandez Cordón ya puede hacer examen de conciencia.
Muy lenta, triste y oscura. Un auténtico funeral del cine. Lamentable. Sin poesía en su estructura narrativa, sin oxigeno para sobrevivir al drama. Un guión lleno de imperfecciones, sin alternativas, sin opciones para levantarse. Con mucho miedo de ofrecer calidad técnica. Planos muy largos y vacíos. Lamentable. Sin llenarlo de gente, de movimiento o de vida. Encima ni siquiera llega a la hora y media. Hora y diez y gracias. Bueno, he de reconocer que lo he agradecido porque no veía el final por ninguna parte. No se respira historia de supervivencia por ningún lado. No hay sed ni hambre. Lamentable. Por no haber no hay ni cotidianidad. La intención de la peli de contarnos una noche normal y corriente en Guatemala pierde su atractivo. Gasolina toca fondo. Hundida. Lamentable. Formas cero. Contenido cero. A partir de hoy entrará a formar parte de la lista de pelis indeseables y malolientes de la historia del cine. Lamentable. Escándalo en el festival.