Parece que aún quedan cosas por decir a cuenta del mundo vampírico. En este caso, se hace uso de una ucronía, una ambientación en el pasado, en los años sesenta en este caso, que representa un mundo paralelo que nunca ha existido realmente. Tanto es así que la ambientación, en lugar de estar situada en Nueva Zelanda (nacionalidad del film junto con Gran Bretaña), se ubica en Nuevo Zelandia. Promete.
Como es norma en Precriticas, no voy a entrar en la premisa argumental de la película, pero puedo decir que es algo bastante original que puede ofrecer una historia fresca y diferente al clásico esquema de vampiros que acechan en las sombras. Lo que más me temo es que el director y guionista, Glenn Standring no sea capaz de sacarle todo el jugo a este punto de partida y que posiblemente naufrague a medida que se va desarrollando el argumento y la premisa se vaya quedando atrás.
Stranding es un director que aún se encuentra al principio de su carrera. Concretamente, hablamos de su segundo largometraje, aunque vale la pena mencionar su corto Jenny minute 1: Jenny meets Giant Blue Sheila Doll, que pudo verse incluso en Cannes. Su anterior película, The irrefutable truth about demons, pasó por el festival de Sitges en el año 2000, y también estuvo en Fantasporto en 2001.
No necesito que sea un director maduro, sensato y de alta calidad, no espero eso de un principiante, pero sí me gustaría que tuviera chispa y muchas ganas para afrontar este extraño y prometedor proyecto.
En el reparto, Dougray Scott, a quien recordaremos de la serie Mujeres desesperadas. En cine le hemos visto en Dark Water. Saffron Burrows (Troya) y Leo Gregory que dio vida a Brian Jones, la oveja negra de los Rolling Stone en Stoned. En general, intérpretes poco conocidos pero creo que capaces y serios. No darán problemas siempre que no se necesite un personaje demasiado carismático.
La fotografía de la mano del neocelandés Leon Narbey, responsable de Whale Rider. Aquí se requiere un trabajo bien distinto, ya se sabe que la fotografía en las películas de vampiros suele ser crucial, veremos que tal se maneja. En este caso, la ambientación será lo que más trabajo pueda dar: ambientar unos años 60 que nunca existieron en un lugar inventado. Por muy ficticio que sea todo, no valdrá cualquier cosa, la imaginería colectiva ser un elemento básico.
Como digo, mis reticencias se refieren al brío con el que se desarrolle la interesante premisa, y que no acabemos viendo un producto mucho más estancado como puede ser Underworld. De momento ahí va mi posiblemente excesivo voto de optimismo.
Otro punto de vista hacía falta en el cine de colmillos sangrientos.