Una historia oscura, retorcida, condensada y sobre todo claustrofóbica. Eso es lo que nos promete la sinopsis de esta película que, por supuesto, aquí no desvelaré. Puede ser un buen ejemplo de equilibrio entre cine comercial de terror y cine serio.
El director es Roland Joffé, un cineasta poco prolífico que no termina de despuntar desde que hace ya tiempo dirigiera La misión. Títulos como La ciudad de la alegría o La letra escarlata certifican que no es un director muy a tener en cuenta. Lo que sí se puede decir de él es que se trata de un artesano serio, que puede ofrecer una buena factura para esta película que no cuenta con demasiados nombres en el apartado técnico. No parece ser este su campo, veremos que puede hacer.
Dado el peculiar argumento de esta película, es muy posible que gran parte del peso recaiga sobre sus dos protagonistas. Ella es Elisha Cuthbert, la hija de Jack Bauer en 24. Es también La vecina de al lado. Él es Daniel Gillies y le hemos visto hace poco en la pésima e independiente The sensation of sight. Dos actores sin demasiada experiencia, con la juventud que requiere el marketing de este tipo de productos y con demasiada responsabilidad que posiblemente no serán capaces de asumir.
No pinta demasiado bien hasta aquí, pero lo que le da un punto de interés es encontrarse con el guionista Larry Cohen. Un tipo que ha dirigido curiosidades de culto como Estoy vivo. Últimamente hemos visto un trabajo interesante suyo como guionista: La última llamada. Participó, por ejemplo, en el guión de Los ladrones de cuerpos (la versión de Ferrara). Como digo, un punto de interés, no mucho más, que puede hacer de esta una película de esas que distan mucho de ser perfectas pero que uno agradece haber visto.
¿Probamos?