De vez en cuando uno tiene ciertas esperanzas de encontrar películas esperanzadoras. Juan Carlos Medina, debutante, nacido en Miami pero español, se atreve con el thriller histórico, con un cruce de épocas con la Guerra Civil inundando en una historia de búsqueda desde el presente.
El suspense y el misterio que pretende aportar parecen poseer una de las características más importante, la buena fotografía, y junto con ella Alex Brendemühl (Rabia) recoge el papel protagonista para completar parte de la ecuación conformando un buen film de género. Las intenciones de transmitir el dolor, en su parte más etérea, en una narración cinematográfica, es un reto importante que no debe sofocar a un público esperando tensión.
La cartelera suele beneficiar a las películas que se acercan a una tipología de cine definido entorno al terror y el suspense, y en ese permiso a veces se cuelan películas que tratan de abordar algo más. Puede que este film no esté agotado por los tópicos y nos muestre otro camino. Puede que los niños que se entremezclen en los flashbacks ayuden al personaje, y viceversa, puede que el final no sea un predecible pesar, puede que sea un film de garantías por encima de la media y que siempre a uno le apetece esperanzar.