Soy, quizás, excesivamente optimista con esta película. Veamos por qué.
Para empezar, es un remake, y eso de primeras nunca causa buena impresión. Y menos si el original Alfie era nada más y nada menos que el gran Michael Caine.
Quien firma esta nueva versión no trae un currículum nada destacable, firma como Charles Shyer y, con ese nombre, tranquilamente podría dirigir una fábrica de máquinas de coser. Charles Shyer Inc.
Pero hete aquí que coinciden varios nombres en este nuevo Alfie que me generan una repentina e inusitada confianza. Comenzando por quien encabeza el reparto: Jude Law, actor de talento más que demostrado en productos tan dispares como Inteligencia Artificial, Enemigo a las Puertas, Cold Mountian o El talento de Mr. Ripley (donde era, de largo, lo mejor de la función). La sobrada solvencia de Law parece, de repente, encontrar un papel a la medida de sus capacidades interpretativas y de su porte físico en la piel de Alfie, galán frío, seductor, insensible y (se ambiente donde se ambiente la historia) británico.
Pero un galán que se precie tiene que contar entre sus conquistas con mujeres de renombre; sino, su prestigio pierde puntos. Pero aquí la cosa tampoco falla. Entre nombres a descubrir, encuentro nada menos que a dos mujeres de rodilla a tierra, reverencia y me quito el sombrero: Especialmente, Susan Sarandon, pero también, Marisa Tomei.
Y para cerrar, la música de... ¡Mick Jagger!, que llega desde el otro lado del charco seguida, a modo de eco sinfónico, de toda clase de loas y alabanzas.
De acuerdo que, también desde el Nuevo Continente, llegan críticas de que la peli es más blandita que el original, que el de las máquinas de coser (sí, Shyer) ha caído en el error de mostrar un exceso de simpatía por su personaje protagonista que, lo sabemos por Michael Caine, es realmente un cabrón. Y me temo que, a lo mejor, le cae por ahí alguna arenga abiertamente feminista. Pero aún así, con esos pros que he comentado, me niego a no ser optimista. Que sea la película quien, en todo caso, me demuestre lo contrario.