Uno intenta hacer esfuerzos para hacerse cargo de la voluntad de ver un film de esta factura. Y le responden con una película que a trompicones, los del guión, bastante increíble y dudoso, y con cierta dirección bien pensada, va discurriendo en minutos sin demasiada emoción.
El malo de turno, se presenta como un loco elegido, con los traumas que necesita la historia, como en una tienda de segunda mano, pero no impone en ningún momento, incluso él mismo recuerda que a la pobre víctima no le va a hacer nada.
Y así, al otro lado, tenemos una creíble pobrecita, que se mantiene bastante bien, incluso en los momentos de sangre, con cierto convenciemiento y eso sí, una dosis descomunal de entrada en pantalla, magnética merced a su cuerpo atractivo y desolado de camisón de casualidad.
En definitiva, una película sin más, que no resulta especial en ningún momento, que se deja ver y listo. En este género mucho mejor por ver nos espera.