Crítica de la película Sunshine por Romulo

No sé cómo, cuándo, ni dónde, pero es innegable que Sunshine es una de las películas del momento que hay que ver. Sin falta. Porque se trata de una rareza incontestable. Más allá de su curiosa premisa argumental, que tristemente conozco antes de ver la película pero que, por respeto, no desvelaré aquí (ese respeto concreto que en esta web es ley de vida, razón de ser), Sunshine es toda una rareza por su condición de sci-fi europea. Una aventura intergaláctica con presupuesto ajeno al dólar yanki.

Al contrario de lo que comentaba mi compañero Sherlock en su precrítica, ante Danny Boyle me presento con todo tipo de precauciones, y es que admiro Trainspotting, pero algunos de sus trabajos posteriores me parecen realmente desorientados. El fuerte eco internacional que obtuvo Trainspotting le aportó un prestigio y un aura de director a seguir que, intuyo, significó más una presión excesiva que un colchón seguro sobre el que saltar.

En cualquier caso es grato comprobar que no tiene miedos o, que si los tiene, prefiere afrontarlos y no huir de ellos. Y sigue jugándosela con proyectos diferentes y muy arriesgados.

Y eso me gusta. Como me gusta que cuente, como uno de sus rostros fuertes para la película, con Cillian Murphy, un rostro extraño, ambiguo, perturbador, capaz de aparecer tan hermoso como horripilante.

Repito: una cita ineludible.