Videoclip postpostmodernista con pretenciosidad desbordante y falto de historia.
De esta manera definiría la película.
Videoclip porque me parece que ésta es la manera en la que Forster ha concebido la película. Entiendo el término videoclip como laboratorio de experimentos visuales. Intenta 110 cosas y considero que apenas 10 le salen bien, o al menos, lo bien que a mí me gustaría.
Postpostmodernista porque así se presenta. Por su descaro y la forma en que quiere avasallar con su propuesta, con un guión por encima de la voz del director que, apenas sin creerlo mucho, se ve obligado a jugar a ser grandioso.
Pretenciosidad desbordante...creo que salta a la vista.
Y falto de historia, lo uno con la anterior afirmación. La película nos narra, en realidad, una acción que transcurre en dos minutos más o menos. Un accidente, un debate entre la vida y la muerte, un accidentado que es auxiliado y que, en ese pasar la vida por delante, mezcla realidad (lo terrible de lo que ha sucedido) con ficción (desconexión entre lo que le sucede y piensa).
Y en ese sentido hay que decir que no engaña. Desde el minuto uno te mete en la cabeza del accidentado y te dice que él y McGregor son la misma persona, que no es ningún thriller, y que a partir de la media hora te empieza a dejar de importar lo que sucederá en la escena siguiente, y que sólo debes atender a la escena final.
Ello provoca que uno desconecte, que uno se desoriente, que sienta que cualquier cosa puede suceder, que no hay reglas. Y en esos momentos de desconexión la música y sonidos y las zarigüellas visuales te entretengan, pero no más de cinco minutos.
Los personajes en sí no tienen importancia mientras ves la película, y su importancia está supeditada a la escena final en la que atarás todos los cabos, pero eso es mucho sacrificar, y a mí me pierde, y cuand se acerca el final sólo quiero que acabe y que cesen esos ruidos. Estoy intranquilo, desorientado y desasosegado. Todo termina...ha sido una ensoñación.
¿Malo? No tiene por qué, pero el daño ya está hecho. ¿Es que no cuenta nada? Claro que algo cuenta, como una película iraní que tenga un único plano de una carretera en la que cruza un caracol de lado a lado (salvando las distancias), pero necesitaba más historia. ¿Hay una falta de guión?
Pues seguramente no, porque espero y deseo que Benioff haya sido tan pretencioso como para dotar a todo el film de imperceptibles guiños a la psicología, a las teorías más variopintas del inconsciente...pero no las veo, y tampoco me apetece volver a verla para descubrirlos.
Ahora me viene a la mente "¡Olvídate de mí!". Salvando, una vez más las distancias, he de decir que esa película está plagada también de teorías psicológicas, psicoanalíticas, de recovecos de la mente, pero me engancha, quiero ver más historia, conocer más a los personajes, verles evolucionar de verdad, y los intentos visuales de Gondry sí que me encajan y los sigo con sumo gusto.
Ahora bien, cuando veo este tipo de películas pienso siempre en David Lynch y en su cine, y en su capacidad de generar sueños, como "Cabeza borradora", y de provocar disgusto al espectador. Y he de decir que en este punto las dos películas se parecen. Si buscabas eso, lo has conseguido. ¿Cómo debo valorarlo? ¿De igual manera que si alguien es capaz de transmitirme un sentimiento más complejo: tristeza, ambigüedad, amor? Creo que siempre es positivo que un director consiga generarte las sensaciones que tiene en mente al comenzar un rodaje, pero considero que hay méritos y méritos.
Sí, quizá si fuese Lynch, por mero prejuicio o gusto, lo vería desde otro punto de vista todo, pero ni aún tirando de estos razonamientos puedo admitir que esta película me haya gustado, porque afirmar esto sería mentirme.
Comprendiéndolo, valorándolo, y haciendo uso del poder absoluto del gusto propio, debo disculparme y puntuarla con un uno.