Por un momento tuve un mal presentimiento, a eso de la mitad de la película, quizá algo antes. Me dije “¿estoy viendo cine español?”. Rocé el tres y pensé que esta película iba a ser tan sólo un batiburrillo de ejemplos de racismo al más puro estilo video para el colegio presentado por Troy McClure (quizá le recordarán por...).
Afortunadamente no fue más que un pensamiento pasajero, aunque duró sus diez minutos de inquietud. Pronto la película retomó el vuelo y empezó a ofrecer escenas de lo más jugosas. Como ejemplo la escena del coche accidentado y Matt Dillon ayudándola a salir, especialmente ese detalle de tapar su pierna con la falda. Muy bien, y podría nombrar varias otras. Pero no sólo creció la película en momentos, creció en actitud. Una actitud mucho más compleja de lo que estamos acostumbrados a ver. Mostrando primero ejemplos de estereotipos muy claros para luego desdibujarlos, redibujarlos, complicarlos. Siempre huyendo del malvado blanco racista gordo cabeza rapada, del negrito bueno o del negrata macarra (aunque también lo hay en un camino de parodia rodeado del peligro de la exageración y del rechazo del espectador. Esta película triunfa donde películas como “American History X” fracasan, por ser demasiado evidentes o simplistas.
El mayor problema de esta película es que le cuesta arrancar. Y en especial por esta razón queda asentada en el cuatro con seguridad. Los actores están todos bastante bien, en especial Don Cheadle que ofrece un personaje muy rico e intenso. En cuanto a la detestable Bullock, el director tiene la genial idea de darle un personaje detestable y corto, perfecto. En cualquier caso, todos los actores están en su sitio, perfecto pues en una comedia coral nadie tiene que sobresalir.
En cuanto a si innovaba el género, como me planteaba en la precrítica, debo decir que más bien lo que hace es una mixtura de géneros. Por un lado, el de historia coral tipo “Vidas cruzadas”, y por otro el de cine pulp, policiaco o como se le quiera llamar a las pistolas y coches por la gran ciudad. La mezcla se adapta muy bien. Además como motor de todo el planteamiento acerca del racismo que tiene sus pros y sus contras. Como pros la unidad que aporta a la película y el dramatismo. Como contra que chirríe un poco ver situaciones diferentes tan parecidas, sobre todo al principio cuando todas se encuentran en el planteamiento. Y esto nos conecta un poco con el evidente asunto peliagudo de las casualidades en el cine.
En principio si aceptamos magnolia deberíamos aceptar esto también, pero hay una pega: Magnolia era la historia de una serie de casualidades, mientras que esto habla del racismo, las casualidades son más bien un efecto colateral del guión. Quizá por eso sea que pueda resultar a veces excesivo, pero siempre dentro de aceptar el juego de la casualidad por la casualidad y como forma aceptada de unir diferentes historias en un mismo hilo argumental. Rozando el descontento, este punto hace que tampoco pueda acercarse a la máxima nota.
En todo caso, una película muy a tener en cuenta. Un inicio de carrera muy prometedor para Haggis, que demuestra que también es un buen director. Estaré atento a su carrera.