Una de mis aficiones más preciadas es la de rebuscar en los baúles y cajones ocultos de los diversos festivales de cine que se desarrollan durante todo el año para intentar ir descubriendo títulos interesantes que buscar para poder visionarlos. En esta época nuestra en la que internet nos lo da casi todo, nos encontramos, las más de las veces, con que en el sector y la industria del cine, tenemos que estar para ver lo que nos manden. No hablo aquí de esa gente impaciente que, pudiendo ir al cine, decide verla antes en su casa, no, sencillamente hablo de todo ese colectivo que formamos los que queremos ver cine y no se nos permite y de aquellos responsables del sector y de la Industria que convierten en invisibles aquellas películas que no consideran que cumplen con sus ocultos deseos y opacos requisitos.
Quede ya superado el tiempo para las críticas y reproches en este tiempo de exceso de críticas y reproches. He decidido fijarme en esta película, de título tan singular, y que ha conseguido llegar a España en el Festival de Cine de Sitges, donde quedó eclipsada por el éxito de Holy motors.
Se trata de una ópera prima de su director, Colin Trevorrow, que se presentó en Sundance y que se llevó el premio al mejor guión de la sección oficial. Se trata de un premio que, habida cuenta de que siempre he sentido una estima especial hacia el guión, incluso muchas veces por encima de la dirección, le hace a uno detenerse un momento.
Otro elemento resulta de interés en esta película que parece llegar de la mano del género de la comedia, aunque en estos tiempos de cine independiente, más que género o comedia, prima la dramedia, ese ritmo pausado de sonrisa que en cualquier momento se afila hacia la lágrima. Verdaderamente me inquieta que se trate de una de esas películas del nuevo cine de género independiente. Ese que nace para ser convertido en lo que la Industria considera que es independiente, es decir, tolerable para el espectador masa.
Y prueba de ello lo encontramos en los créditos, donde siempre hay que buscar, y en la figura del productor Marc Turtletaub, que ha sido productor también de Pequeña Miss Sunshine, Todo está iluminado, Sherrybaby, Sunshine cleaning, Un lugar donde quedarse o Jack goes boating. Aquí se condensan mis principales temores.
Con todo, y cuando quien decida tenga a bien permitírnoslo, una de esas películas a vigilar.