El cineasta italiano Ermanno Olmi se retira de las películas de ficción con este título para regresar a los documentales. No es muy conocido en España, porque aquí solo se han estrenado seis de sus sesenta largometrajes, pero es reconocido como un buen director por la crítica y como muestra de ello, este año le han concedido el León de Oro honorífico en el Festival de Venecia.
Así que como último trabajo, podemos adivinar que Olmi habrá puesto cuerpo, alma y corazón en él, convirtiéndose quizá en una cinta profunda que tratará mas temas de los que a simple vista pueda parecer. Su título inexcusablemente apunta a que la religión estará presente, cosa que siempre es motivo para mí de alegría porque permite abrir jugosos debates de moralidad y cuestiones metafísicas.
Una buena oportunidad de poder ver a un gran realizador y disfrutar de reflexiones que siempre son de agradecer, sobre todo si en cierto modo los escritos religiosos quedan en tela de juicio, aunque no al estilo de El código Da Vinci.