Crítica de la película Evolution por Iñaki Ortiz

Regreso al mar


5/5
19/09/2015

Crítica de Evolution
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película

Lucile Hadzihalilovic vuelve a tratar los temas de la transición a la adolescencia, como en su anterior película, Innocence, nuevamente, enmarcándolo en el fantástico oscuro. Aquí va más allá en el tono y se centra más en el terror. En mi opinión, con una atmósfera más redonda, que consigue absorber al espectador.

Nos introduce en una isla misteriosa, con tierra negra volcánica -está rodada en Lanzarote. Un lugar perdido de todo, en el espacio y en el tiempo. Habitado solo por mujeres -de rostro algo neutro- y niños. Como en su anterior trabajo, no terminaremos de tener toda la información sobre lo que es ese lugar y lo que implica, pero no importa, bastará captar la esencia del misterio, del peligro, de la supervivencia. En esa isla las paredes supuran, las rocas son azotadas por las olas, y los seres marinos son el único sustento. No hay árboles ni hierba. Es un paisaje lovecraftiano en el que todo viene del mar y vuelve al mar, barnizado de actividades sectarias. Evolution es desagradable, duele cuando pinchan, cuando operan, cuando sangran. La comida es repugnante y los niños son crueles con los animales. La sala de cine apesta a sangre y salitre.

La película es muy críptica, lo que al mismo tiempo la convierte en abierta. Aunque la trama esencial se sigue -con poca información pero se sigue- la simbología da lugar a muchas interpretaciones. Lo que está claro es que la llegada de la adolescencia ocupa el centro de la idea. Los cambios hormonales, la rabia, el cuestionamiento hacia la madre, la lucha del liderazgo con el resto del grupo… La iniciación sexual que descubre la extraña biología del apareamiento, desconcertante para un adolescente. Una de las escenas más impactantes podría resumirse metafóricamente como: el niño descubre a sus padres practicando sexo. En todo este espectáculo de vísceras, miembros artificiales, genética viciada, hay mucho de Cronenberg.

Por otra parte hay un enfrentamiento entre la naturaleza y la sociedad más artificial. Recurre para ello a imágenes del inconsciente colectivo, relacionadas con el mar como espacio de vida primigenia. Los animales que aparecen son ancestrales, como la estrella de mar, o ese bicho extraño con exoesqueleto. Habla de lo que somos, como especie y como sociedad.

Es curioso que Evolution tenga un punto de partida muy similar al de Aguas tranquilas de Naomi Kawase. El mar agitado y el descubrimiento de un cadáver. Y es que, aunque con tonos completamente distintos, ambas tienen escenas acuáticas bellísimas y una situación del ser humano en el tiempo, en la historia de la vida.



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