El cine made in Hollywood parece en ocasiones surgido de una autentica camarilla de amigos, como bien parodiaban Los Simpsons al final de uno de sus episodios. Algo parecido le ocurre a esta película, a cuyo análisis debe preceder la siguiente advertencia. Existe un claro referente a la hora de acercarse a Feast. Es tan evidente que no se puede dejar pasar por alto. Hablamos de Abierto hasta el amanecer, la road-movie vampírica de Robert Rodríguez cuyo guión corría a cargo de Quentin Tarantino, quien también asumía un papel protagonista junto a George Clooney, Harvey Keitel y una diabólica Salma Hayek, cuyo sensual baile le terminó de catapultar definitivamente a la fama. La película de Rodríguez, un autor que desde entonces ha subido muchos enteros, es pues la principal fuente inspiradora de esta otra que ahora nos ocupa.
Curiosamente, en esta ocasión también nos encontramos con varios nombres importantes en el papel de productores. Hablamos de Ben Aflleck, Matt Damon y el mismísimo Wes Craven. Todos ellos han confiado en la propuesta de John Gulager a la hora de invertir sus nada despreciables fortunas en el desarrollo de esta película. Y la jugada les ha salido perfecta a juzgar por el premio concedido a su apadrinado en la pasada edición del Festival de Austin. De hecho, la película promete arrasar en taquilla con su humor sangrientamente desenfadado y sus dosis de tiros. En este caso, la presencia de los actores es primordial. Contamos con gente como Balthazar Getty, Henry Rollins y la actriz Navi Rawat, todos ellos rostros más o menos familiares para el espectador americano gracias a sus apariciones en televisión, aunque lo cierto es que para nosotros puedan resultar un tanto desconocidos.
Como tantos otros productos, la opera prima de Gulager juega a ser un film casposo de serie B, pero nada más lejos de la realidad. Los efectos especiales y otros trucos pirotécnicos nos van a dejar bien claro el importante presupuesto con el que ha contado. Aunque los vampiros hayan sido sustituidos por otro tipo de criaturas, el inevitable precedente de Rodríguez pone un listón muy alto como para que la creación de Gulager lo supere. De todos modos, eso no quita para que sea una buena película de entretenimiento, precisamente de esas que a la industria americana le cuesta tanto producir de un tiempo a esta parte. Por fortuna, en este caso la diversión está asegurada. Eso si, desconfiemos de las dos secuelas que ya se han anunciado.