Viendo pequeños extractos de la película, pronto catalogo el estilo, la forma, como la de una de esas elegantes y sositas miniseries a la que nos tiene acostumbrados Televisión Española, normalmente basadas en una obra nacional de un siglo atrás. O que trate sobre la vida de algún escritor/artista famoso de esa misma época. Veo estas imágenes y creo que se trata de un anuncio para el próximo proyecto de la cadena, en el que esta vez han rescatado a Carlos Larrañaga. Todo eso para terminar escuchando el título, Luz de domingo, que para mí se puede traducir en otro título mucho más apetecible: La última película de José Luis Garci.
A José Luis Garci se le debe un respeto. O al menos yo se lo debo, allá cada cual. Para empezar, por su mítico e inmensamente interesante programa ¡Qué grande es el cine! Pero además, por su carrera como director, por tener el valor de rodar lo que ha querido, ajeno a las modas y los productos más atractivos. Efectivamente, este nuevo proyecto no es atractivo, ni siquiera su título lo es, pero no lo era más Tiovivo c. 1950 y resultó ser un joyita. Claro que después vino esa Ninette que resultó algo irregular. Creo que no estaba en su ambiente.
El punto más fuerte de su cine es su sensibilidad, que viéndole fumar con sus compañeros hablando de fútbol no cualquiera se esperaría encontrarse a alguien capaz de sostener un plano por un mínimo detalle melancólico bellísimo. Seguramente el mejor ejemplo es Volver a empezar, con una serie de conversaciones de sonrisa perdida que derrochaban ternura y sensibilidad.
Me gusta también su forma de escoger a los intérpretes. No busca al actor de moda o al más brillante. No, se dedica simplemente a elegir al actor que más se adapta a su personaje, elaborando así un reparto atípico que funciona de maravilla. Tenemos a Alfrendo Landa, que volverá a trabajar con el director en El dos de mayo, antes de retirarse como dice, de la interpretación. Recibirá el Goya de honor este año. Ha trabajado con Garci en muchas ocasiones, quizá su papel más memorable es el de El Crack. El director siempre saca lo mejor de él. Tenemos también al mencionado Carlos Larrañaga, otro peso pesado, más dado últimamente al teatro o a la televisión, con una dilatada carrera cinematográfica. Hoy por hoy, este será un trabajo refrescante. También repetirá en el futuro proyecto del director. Volveremos a echar de menos a Agustín González.
Aquellos que no aguanten el ritmo pausado y detallista de Garci mejor que se vayan a ver El orfanato. Esta película es para quienes hayan disfrutado con otros trabajos del director, espero que para estos al menos sí. Para nosotros.