Comparto gran parte de la crítica de Hypnos, quizá la diferencia básica es que yo la he disfrutado más, no se me ha hecho larga, no más de lo larga que ya es, claro. Efectivamente creo que David Fincher ha querido rizar el rizo, ha utilizado unos hechos reales para contarnos una película en clave de ficción… sin hacer ficción. Ha conseguido escenas de suspense en la que no pasa nada, la película se puede entender en clave de ficción y eso es muy meritorio. Finalmente la sensación puede ser un poco de coitus interruptus, un golpe de realidad que no sienta nada bien, se puede hablar de fracaso del método de Fincher, yo quiero verlo más como un lastre asumido para conseguir una reinvención del género.
Como digo, la película puede entenderse en clave de ficción. Olvidémos por un momento que son hechos reales. En ese caso el film va desplegando sospechosos y posibilidades. Uno piensa en si el periodista Paul Avery no se ha inventado todo el personaje de Zodiac, si alguno de los supervivientes no es el asesino, si hay dos Zodiac en vez de uno, si no es demasiado clara la culpabilidad de Arthur Leigh Allen en la escena del primer interrogatorio y quizá alguien se ha basado en su persona para hacerle culpable. En fin, toda una serie de mecanismos habituales que evidentemente no tienen cabida en el film de hechos reales que efectivamente es. Este doble juego y esa habilidad de crear sobre la nada situaciones de puro suspense creo que supone toda una reinvención del género, aunque no estoy seguro de cual.
La película tiene dos partes claramente diferenciadas. En la primera vemos el show, la repercusión de Zodiac, el tratamiento de los medios. Una pintura fabulosa con una ambientación inmejorable y un ritmo imparable. En la segunda parte nos centramos más en las investigaciones del dibujante que parecen empezar tarde, en un tiempo extraño, pero la curiosidad obsesiva del protagonista es fácilmente contagiosa y uno sale del cine queriendo buscar más pruebas sobre un misterio absorbente. Nuevamente el ritmo es primoroso y eso es lo que me ayuda a mantener el interés durante las dos horas y media del metraje.
Tanto la ambientación como la caracterización son brillantes. Veo a los intérpretes completamente transformados. Robert Downey Jr. que sube puntos cada día, está absolutamente impecable. Mark Ruffalo no se queda atrás confeccionando el personaje de un policía que se escapa del cliché con un carisma palpable. Jake Gyllenhaal está muy correcto en su pape de dibujante despistado aunque no llega al nivel de los dos anteriores. Quien sí que lo hace es ese secundario de lujo que revaloriza los proyectos en los que participa: Brian Cox. En general una muy buena aportación de todo el reparto.
El premio gordo, naturalmente, se lo lleva el director que vuelve a crear esas atmósferas oscuras y agobiantes. Nos cuenta una historia de un asesino en serie casi al estilo de JFK, renunciando a todas las convenciones del género y usándolas al mismo tiempo. La fotografía de Harris Savides es simplemente impecable y en general todo el apartado técnico.
Para mí es un trabajo a revisar, una vez visto el objetivo de Fincher, para estudiar sus formas. Cuidada hasta el detalle (al personaje de Ruffalo no le gusta el tomate) y con unos diálogos estupendos y unos personajes creíbles. La revisaré con atención.