Paul Auster explicaba que este proyecto se inició como un relato corto para otro fin que después no salió y que ahora había decidido alargarlo para hacer esta película.
No hace falta que lo jure. Alargarlo es la palabra. Se puede marcar con tiza hasta donde llega el relato corto y donde empieza al añadido. No es que se haga larga ni tediosa, simplemente uno nota un añadido en la historia que es completamente diferente, que no cuadra bien y que le da una forma completamente irregular al film.
La introducción del otro personaje femenino es confusa e innecesaria. El personaje de Fortunato aunque cómico, no tiene demasiado interés.
Lo que nos quiere contar el director, hablarnos de las musas, de la creación, del trabajo del escritor, ya estaba contado con la primera parte de la película. Dicho sea de paso, estaba contado de una manera algo torpe. Lo que podía haber sido un juego inteligente y ambiguo queda reducido a una historia un poco tonta, previsible y sin fuerza.
David Thewlis está bien, consigue llenar la mayoría de los planos él solo. Irène Jacob, un tanto decepcionante. Me esperaba algo más que unas continuas sonrisas forzadas. Posiblemente culpa del director.
En todo caso es entretenida y tiene cierta magia. Me temo que los temas de los que habla están suficientemente a la vista como para que un segundo visionado pudiera ofrecernos algo más.