Este documental posee la excelente hazaña de la documentación lograda para su metraje, además de un tono poético y conciliador, que transportan a un espectador medio, lejano a los tiempos que narra, a un mundo donde nada es prejuzgado sino simplemente mostrado. Si el sesgo de los homenajeados y supervivientes existe, es por la necesaria necesidad de explicar que se palpa en el ambiente, de entonces y de ahora, porque ambos están bien logrados.
Recuerdo y actualidad, la segunda característica con menos minutos, se abrazan en busca de un limbo en donde dar tiempo a lo que sucedió con la heroína, la mujer mortal, y poder entenderlo sin acusaciones o frivolidades. El objeto del documental es depositarnos en la situación y descubrir los por qués, desde todos los prismas y se consigue con alegría de montaje, interesante realización y sencillez extrema en cuanto a la puesta en escena.
Sin duda, acaudalados en la modernidad de nuestros días, este documento es aún más necesario y bueno, no tanto para las conciencias, sino para los que no conocieron o entendieron por entonces lo que sucedía. Oficio y responsabilidad se demuestran en un tono de muestra que nos permite, como seres lejanos, concentrarnos en unos hechos sin confundirnos de prejuicio.