Crítica de la película Fausto por Obi-Wan

Aleksandr Sokurov es un director ruso peculiar, fascinante y pretencioso a la vez, del que siempre se ha dicho que estaba seriamente influenciado por su amigo Andrei Tarkovsky. Su filmografía sobre todo se halla formada por documentales, aunque gracias a títulos de ficción como Aleksandra o El arca rusa, su nombre se ha paseado por los festivales internacionales más importantes. Para que el lector tenga un poco más claro de lo que es capaz este realizador, la película que hemos citado, El arca rusa, estaba formada por un solo plano secuencia, no fue editada y duraba noventa y nueve minutos. Ahí es nada.

 Para el caso que nos ocupa, sus capacidades cinematográficas igual no quedan tan de manifiesto, pero no se puede negar que el argumento parece a primera vista mucho más interesante y prometedor, ya que estamos ante una adaptación, escrita por el propio Sokurov, del clásico literario Fausto de Goethe. Recuerdo aun con nitidez una de sus frases que declamaba: El gozo ha de tener pena, y gozo, el dolor. Una trama llena de remordimientos infructuosos sumada a un estilismo visual de grandes magnitudes no puede antojárseme más que como suculento, aunque no fácil de digerir. El cine ruso siempre hay que intentar saborearlo con la tranquilidad que se merece.

 Su participación en la sección oficial del Festival de Venecia será la presentación europea de este film, aunque normalmente era Cannes el certamen que acaparaba la mano firme de este realizador. Veremos.