Esta puede ser una buena ocasión para descubrir, ya desde su primera película, a un nuevo director tailandés. Se trata de Aditya Assarat. Antes de este trabajo, tiene un par de cortometrajes en su filmografía y un documental, 3 amigos.
La película está ambientada en un pueblecito el sur de su país, en una zona que como todos sabemos, fue azotada por el tsunami hace unos años. Assarat asegura que esta película es su particular manera de hablar de aquella tragedia, aunque no el argumento no trate directamente de aquello.
De momento ha ganado un par de premios, en el festival de Rótterdam y en el festival de Las Palmas de este mismo año. También participó en la sección oficial de la Berlinale. Siempre soy escéptico con los premios de un festival cuando se trata de una película comprometida de alguna manera con su tiempo. Estoy seguro de que si se capta la tragedia pasada detrás de la mirada de un niño, el jurado rápidamente emblandecerá su corazoncito y premiará la obra. Aunque claro, esto no deja de ser un punto a favor para gran parte del público. Para mí no lo es. Necesito algo más que el conocimiento de un trasfondo real.
Veremos hasta que punto en el guión se deja ver la sombra de un documental sobre la vida de las personas que viven allí hoy en día, y se pierden las historias y los personajes de ficción. No me importa que sea un fresco sobre el lugar, siempre que sólo sirva como marco. Si en el cine americano, el recuerdo del 11S está marcando muchas de las obras que nos llegan, es natural que exista un efecto similar en Tailandia.
En todo caso, atención a este director que ha empezado fuerte. Siempre es gratificante seguir desde el principio a cineastas que después son reconocidos. Quizá no llegue a ninguna parte, claro, pero sin riesgo no hay victoria.