La actriz libanesa Nadine Labaki nos soprendió gratamente con su primera película como directora,
Caramel, que en el festival de San Sebastián se llevó
algunos premios, entre ellos, el del público. Este año repite en la
sección Perlas, después de haberse visto en Cannes.
Por lo que parece, repite hasta cierto
punto la fórmula de grupo de mujeres que le funcionó tan bien en su
primer trabajo, aunque en esta ocasión se atreve un poco más con
una historia que ronda la fábula, y con algunos excesos que a más
de uno no le van a entrar demasiado bien. Por lo demás, todo pinta a
que mantendrá un estilo formal muy similar al anterior, repitiendo la estética básica con esos dulces colores ocres bien iluminados, y cierta poesía en la
feminidad de su planteamiento.
Un mensaje más explícito y una
moraleja más definida. Elementos estos que me inducen a pensar peor
de este nuevo título. En todo caso, es casi obligatorio seguir a
esta directora en su segunda película. Eso sí, esperemos que no
peque de autocopiarse demasiadas veces.