Era el momento, supongo maliciosamente, que es lo que habrá pensado la productora, para estrenar este título de Guy Ritchie que llevaba desde el 2005 aparcado en la estantería. Su sonoro divorcio con Madonna ha conseguido que su nombre sonora a todas horas y ha propiciado que coincida en nuestras pantallas con otro de sus trabajos, RocknRolla.
Pero vayamos al grano. Ritchie vuelve a contar otra peli de gansters, balas y acción, que tan buen resultado le dio en Lock & Stock y Snatch, cerdos y diamantes, y he aquí el gran problema que puede tener esta cinta. Cuando uno intenta innovar en algo que ya has hecho bien, suele cagarla de manera estrepitosa, sobre todo si trata de rizar el rizo y enmarañar mucho más la trama para que resulte algo novedoso. Esperemos que no se le vaya la pinza demasiado y consiga mostrarnos otra película electrizante y rumbosa, no le pido más.
Escrita y dirigida por el propio Ritchie, la adaptación del guión sin embargo ha corrido a cuenta de nada mas y nada menos que de Luc Besson. El director de León el profesional, ha colaborado en otros guiones como las sagas de acción como Transporter o Taxi, así que es imposible no pedirle por lo menos un ritmo frenéticamente endiablado.
A la cabeza del reparto, está Jason Statham (Crank, El asesino) un actor que encarna la acción personificada. A su lado, Ray Liotta (Ases calientes, Cerdos salvajes) que siempre aporta presencia, aunque poco más.
No espero mas que pasar un rato entretenido y que se pasen vertiginosamente lo minutos. Y sobre todo, que la sensación de esto ya lo he visto ya muchas veces, se quede minimizada al máximo posible, porque es algo que será inevitable.