¿Quién no quiere paz sin un poco de guerra? Bajo este planteamiento quiero hacer mi precrítica de la película No habrá paz para los malvados. Y es que el mismo título de la cinta participa alrededor de este clásico dilema cinematográfico. ¿Quién no quiere ver una de viejo león contra cachorros indomables? A estas alturas la respuesta es afirmativa, seguro, ¿o me equivoco?La última propuesta cinematográfica de Enrique Urbizu (Todo por la pasta, La caja 507) se presenta en el Zinemaldia 2011 en la Sección Oficial nada más y nada menos. Por lo que atentos todos. Cine español de más de tres estrellas, ojo.
Urbizu repite con José Coronado y este a su vez será como la libertad guiando al pueblo. Este viejo león del cine español nos da seguridad o por lo menos nunca nos deja indiferente si la película pierde interés. Coronado saber cantar a capella muy pero que muy bien. Si Urbizu y Coronado lo hacen bien, nos permitirán disfrutar de un thriller con sonidos de bala o en su defecto de gatillo, fatigas físicas y morales, ilusiones, corrupción, entramados, escondites, magos del engaño y un suspense de estos que amortigua tan bien que nos dura hasta el vaciado de la sala. No habrá paz para los malvados puede ser un encontronazo de sesión muy interesante, una película que espero que cuide y mantenga su espíritu de entretender, de darnos carnaza, provocar a la vez que aportar si no cosas nuevas, mantener las que nos gustan de un etilo muy al hilo de la retrospectiva de este año, salvando las diferencias claro está.
Sin duda una cinta directa y agresiva necesaria en una Sección Oficial encasillada en producciones melodramáticas (agradecidos todos) y que de vez en cuando tiene que soltarse la melena. La resistencia del planteamiento de Urbizu es clave.