Crítica de la película Gainsbourg por Hypnos

Llega a nuestros cines el biopic sobre Serge Gainsbourg, uno de los artistas y enfant terrible más importante de las últimas décadas en Francia, un hombre nacido para revolucionar, con una vida trufada de interesantes y muy cinematográficas anécdotas que, por supuesto, no voy a enumerar en esta precrítica.

El presente biopic sigue, en cierta medida, la estela de películas de calidad sobre autores importantes en Francia, como fue el caso de La vida en rosa sobre Edit Piaf. La película ha sido un éxito de público en Francia, donde se estrenó a comienzos de este año, aunque, desde el punto de vista de la crítica, el recibimiendo ha sido un tanto dispar. Por ejemplo, Cahiers du Cinema le otorgó una estrella, calificándola de fracaso a nivel artístico. Algo curioso si se tiene en cuenta que el director del film es el debutante Joann Sfar, dibujante y guionista de cómic. Desde luego, esto asegura una cierta dosis de riesgo en lo artístico.

Lo más interesante en los biopics es siempre el peliagudo tema de las caracterizaciones. Cuando uno recuerda el difícil rostro de Gainsbourg le puede venir a la cabeza Vincent Cassel, aunque el encargado de darle vida ha sido Eric Elmosnino, no muy conocido, para el que tenga una muy buena memoria era el comisario de Las horas del verano. Uno ve las fotos y sí que es verdad que le encuentra parecido.

Pero donde uno tiene más interés es en el apartado femenino Gainsbourg formó parte de una época en Francia en la que casi cualquier persona que se autoproclamase artista tenía el favor de auténticas bellezas, donde la admiración se elevó a cotas supremas. Junto a él estuvieron Brigitte Bardot, interpretada en el film por Laetitia Casta (fabuloso); Jane Birkin, la pareja con la que tuvo a Charlotte Gainsbourg, interpretada por Lucy Gordon, actriz a la que le está dedicado el film tras su suicidio a la edad de 29 años en mayo de 2009; Bambou, interpretada por Mylene Jampanoi; France Gall, interpretada por Sara Forestier y muchas más.

Promete ser un biopic de los que más que el relato de hechos buscan la esencia, lo cual me da miedo, mucho miedo, de que por ejemplo nos encontremos con una versión francesa de El cónsul de Sodoma.

No sé vosotros, pero ante lo que se avecina con los estrenos de verano, no me parece una mala opción.