Nos encontramos ante un remake de una exitosa película
danesa del mismo nombre, dirigida por Susanne Bier y escrita por ella misma y
Anders Thomas Jensen, dos nombres importantes en la cinematografía danesa. Se
podría pensar, y hasta cierto punto con acierto, que se trata del típico remake
americano de una película de habla no inglesa.
Lo que choca con esta afirmación son los nombres que encontramos en esta
nueva versión.
Su director es el conocido Jim Sheridan, que ha conseguido un nombre sin tener demasiadas películas en sus ya veinte años de carrera.
Títulos como Mi pie izquierdo y En el nombre del padre, sin duda han
ayudado a ello. Aunque quizá no esté en su mejor momento. En todo caso, no
tendrá demasiados problemas para hacerse con este drama intenso.
El encargado de adaptar el guión es alguien muy capaz, David Benioff, quien a pesar de su
último resbalón con X-men orígenes: lobezno (un guión no demasiado memorable),
no ha empañado aún su eficiente revisión de Troya,
la afinada y difícil Tránsito y por
supuesto, esa joyita que es La última
noche.
Si unimos a ello a tres intérpretes como la copa de un pino,
Jake Gyllenhaal, Tobey Maguire (realmente pueden pasar
por hermanos) y Natalie Portman, la
cosa ya va tomando un cariz interesante. Sí, quizá sólo sea una oportunidad
comercial de mostrar a los estadounidenses (y de paso al mundo) una buena
película danesa, pero si la avalan estos nombres, al menos podemos esperar
buena calidad.