Crítica de la película Taxidermia por Hypnos

El director de esta película es el húngaro György Pálfi.

Con la anterior frase me sobra el resto de la precrítica. No se me solivianten ni me tachen de todo tipo de adjetivos de pasta aquellos que gustan de criticarme.

Mi confianza y fe ciega se basa en que fui afortunado de poder ver su primer trabajo, un mediometraje mudo que fue presentado en el Festival de Donostia-San Sebastián en aquellos mozos años en que uno podía permitirse ser Jurado Joven. Esa ópera prima se llamaba Hukkle y obtuvo una Mención al Premio de Mejor Nuevo Director.

Aquel mediometraje era capaz, en clave de documental mudo, de contar lo que los italianos llaman un giallo, una historia negra como el futuro de los personajes que en ella aparecían. Un trabajo experimental que cada día que pasa guardo en mejor frasco.

La película que precritico se presentó en la Sección Un Certain Regard del Festival de Cine de Cannes de 2006 y desde entonces ha tenido un más que notable periplo festivalero que le ha valido ganarse los galones necesarios para licenciarse en la cartelera.

Pero la producción no ha estado exenta de múltiples problemas, sobre todo, de financiación. El impulso definitivo tuvo que venir de la mano de un premio a su guión -cuando la película aún no estaba hecha- en el Festival de Sundance 2004. Me hago eco de estos datos para que la gente sea consciente de lo difícil que es hacer una película en el territorio de algunos de nuestros vecinos, por mucho que uno sea el talento emergente más importante del lugar. A veces nos quejamos de vicio por estos lares.

La película está basada en los delirantes novelas del más que delirante Parti Nagy Lajos, que también ha colaborado en el guión rehaciendo algunos diálogos.

Lo que sí que se puede tener claro es que este film será mucho más convencional que Hukkle, pero no lo suficiente como para que aquel ojo que no esté familiarizado con el torbellino visual que tiene por retina Pálfi crea que está ante una obra vista o anodina.

Una obra que, en definitiva, bebe del estanque al que están acudiendo la mayor parte de las obras del cine del Este: su pasado, su presente y su desazonador futuro.