A pesar de conseguir separarse de una línea argumental donde los secundarios quedan raros con ese personaje tan extraño y ridículo, como comentaba en mi precrítica, la apuesta no ha servido para mejorar el resultado, porque yo creo que dejarlo hacer sin más era la buena apuesta, y no es así en toda la película, y por otro lado cuando campea a sus anchas parece repetitivo y poco gracioso, ¿se ha agotado su ingenio?.
Me he sentido decepcionado, obligado a soportar el tejemaneje del guión para colocarlo en Cannes, con una actriz en ciernes y un niño hijo de un grande del cine simulado hasta la extenuación, sin la ayuda de William Dafoe, que resulta lento y aburrido con sus tonterías de directorísimo.
Una vez más fallos por todos lados, y el personaje apretado pero esta vez flojo, más flojo, que pena de películas con lo que vale este Mr Bean.