Crítica de la película Infiltrados (The departed) por Romulo

¡Ritmo, ritmo, ritmo!


5/5
29/10/2006

Crítica de Infiltrados (The departed)
por Romulo



Carátula de la película Infiltrados es toda una sorpresa. Tiene mucho del mejor Scorsese, del más puro, del de siempre; pero, a su vez, es algo que el director de El aviador no había hecho hasta ahora: un thriller de entretenimiento directo, veloz, virguero y virtuoso. Es, a la vez, un divertimento brillante e intrascendente, una gozada, y una lección de cine de un viejo maestro a todos aquellos que han estancado el thriller de hoy en día.

Por supuesto, uno no se da cuenta de ese tono irreverente de la película hasta que va avanzando poco a poco en su metraje, hasta que va comprobando que Jack Nicholson está disfrutando como un enano haciendo lo que quiere con su Frank Costello, hasta que va escuchando, una tras otra, las continuas puyas que varios personajes se entrecruzan casi como por gusto (y mención aparte merece el desternillante rol de Mark Wahlberg, todo un hallazgo de personaje). Y es que, por el camino, Scorsese, que de esto sabe y mucho, se detiene en personajes, en pretéritos, en bases, y lo hace bien, con clase, aportando poso a un thriller que otros hubiesen filmado deprisa y corriendo.

Y lo cojonudo es que Scorsese también va deprisa, aún con todos sus detalles, sus pausas, su saber hacer. Con todo y con eso, Scorsese va deprisa. Infiltrados es puro ritmo, pura velocidad. El guión de William Monahan es un acierto: no hay ni un sólo momento de la película, ni una escena, que no la narre en paralelo, a dos bandas, siguiendo a la vez a Di Caprio y a Damon. Es otra de las virguerías de la película; es rematadamente difícil hacer esto y que la película no se resienta en su ritmo, en su interés. Uno diría que en algún momento tiene que llegar esa situación descompensada que hace que a uno le interese más un pesonaje que el otro, con lo cual estás deseando que termine esta o aquella secuencia para volver con tu personaje preferido.

Pero no. Esto no ocurre. Porque absolutamente todo es interesante en la película. Y porque nunca dejas de ver a alguno de los dos. Todo va tan rápido, tan firme, tan preciso, que siempre estás con los dos, en paralelo, aunque ellos aún no coincidan. Cada palabra de uno influye en las circunstancias del otro. Cada mal paso de uno, provoca un nuevo giro y un nuevo viaje en la montaña rusa.

Los actores... ¡qué decir! Siempre fue Scorsese un tío que garantizó buenas interpretaciones en sus películas. Di Caprio está intenso, fantástico. Nicholson, crecido. Sus fans lo disfrutarán; sus detractores sufrirán lo suyo. Mark Wahlberg inmenso, con un papel a cara de perro pero de verbo fácil y desternillante. Si acaso podría quejarme de Matt Damon; el chico cumple, sí, pero es un poco soseras... Uno ve la fuerza y la energía que Di Caprio ofrece en cada toma y, a su lado, Damon parece estar ensayando, todavía. Y más si lo pones al lado de Alec Baldwin o Martin Sheen, que con sus pocos minutos en pantalla, aportan una clase y una presencia exquisitas.

En definitiva, un thriller eléctrico de desarrollo veloz, de giros precisos, de estructura virtuosa, de dirección crecida, de flashbacks breves y directos, que resuenan en la pantalla como balazos. Un divertimento de Scorsese, para el público y para sí mismo. El plano final, con esa rata despistada, al son de una canción tan repentina e inesperadamente "alegre", lo evidencian: ¿Te lo has pasado bien? ¡Pues de eso se trataba!




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