Crítica de la película Perdona pero quiero casarme contigo por Obi-Wan

El otro día paseando por mi ciudad pasé por uno de sus puentes y me extrañé al ver cientos de candados abrazando sus barrotes. Me pregunté de dónde habría sacado la gente esa idea. Hoy mis dudas se han disipado. Federico Moccia, un escritor y director italiano que antes se dedicaba sobre todo a la televisión, utilizó en puente Milvio en una de sus novelas para que los jóvenes protagonistas sellaran su amor atando un candado en una de sus farolas. Hoy en día el peso de los miles de candados atados está haciendo peligrar la estructura de ese puente.

 Con esta introducción he querido ilustrar el tirón que este autor ha experimentado en medio mundo. Su romanticismo exacerbado ha conquistado las almas de mucha gente. Sus cuatro novelas, a saber, A tres metros sobre el cielo, Tengo ganas de ti, Perdona si te llamo amor y Perdona pero quiero casarme contigo han sido éxitos de ventas. La primera ya sabemos que ha vuelto locas a nuestras quinceañeras en España. Las dos últimas, ha sido llevadas a la gran pantalla por el propio Moccia, que se ha encargado de dirigir y escribir. El caso que nos ocupa, es la segunda parte de lo que tiene toda la pinta de convertirse en una saga de "Perdona". Y como en la saga Millennium de Stieg Larson, en Italia ya existe la ruta Moccia con sus puntos claves dónde transcurren sus novelas.

 Y por mucho que quiera verle el lado positivo, las adaptaciones cinematográficas siempre son complicadas, por mucho que en este caso su esencia parece que no deba perderse ya que el director y el escritor son la misma persona. Su similitud al estilo de amores eternos e imposibles de la saga de Crepúsculo me hacen  repeler este título y no puedo evitar pensar que esta será una más de esas comedias románticas empalagosas ideales para quinceañeras o románticos empedernidos. Si es tu caso, no te la deberías perder, si no lo es ¡huye!