Cansados del amor pero tan pendientes de él. Segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años...y nunca nos cansaremos del tiempo porque si de algo sabemos del amor en el cine es que este dura eternamente. Por eso, juguemos a ver una romántica, ¿o se dice una de amor? Es cuestión de interpretación. Y si de interpretar se trata el cine es un mago de saber convertir sentimientos y en minutos de metraje el curioso y extraño estado del amor. No nos engañemos, One day es una película que se mira de reojo, luego lees un poco sobre ella, después sacas la cartera y pides una entrada en taquilla inconscientemente. ¿Porqué no? Puede ser una cinta sobre lo de siempre pero contado desigualmente, experimentando un poco, sin aburrir pero haciendo cosquillas. Con un ligero toque de calidad.
La cinta en cuestión es el resultado del trabajo de Lone Scherfig, directora danesa de An education o Wilbur se quiere suicidar. Menciono esta segunda porque pude disfrutar de su visionado hace unos años y me pareció suficiente sin llegar a ser algo redondo. Quizás jugando al experimento. Una propuesta. Lo que no podemos negar es que Scherfig se ha abierto hueco y que se le mira de otra manera tras An education. Y si le gusta algo desde luego que es experimentar, darle un enfoque distinto a las películas, hablando de lo mismo con un lenguaje personal, distinto. Caracter y personalidad.
Por eso, One day probablemente no sea en su estado superior una sobre el amor al uso. Puede darnos esa sensación pero en el fondo pretenderá mucho más. Aunque el sabor a fresa seguro que se nos quita a nadie. Seguro que Anne Hathaway pondrá todo de su parte y nos dejará alguna que otra satisfactoria marca de carmín. Porque ya no se puede hablar de una Hathaway encasillada en papeles de chica florero y películas mediocres. No, sin duda crece, a su ritmo, a su manera, con un perfil de cintas sencillas y particulares. Felicidades.
Llegó el otoño y por eso, tiremos de lo que nos toca en esta época del año.