Crítica de la película Sácame del paraíso por Olmo

Las elecciones cinematográficas de un espectador son como casi todo en esta vida circunstanciales, hijas de un contexto y contextualizar es de lo que trataré en esta mi precrítica de una hamburgesa con queso, refresco, alitas de pollo, helado...Escribo sobre Sácame del paraíso, la última de Jennifer Aniston. ¿O debería citar a David Wain su director? No da lo mismo. Se mire por donde se mire si se tiene intención de hacerlo bien, Aniston es probablemente una de las únicas aportaciones de esta cinta tan banal. Porque lleva años haciendo lo que le gusta supongo. Y porque lleva tiempo llenando la cartelera de títulos de estas características. Bueno, me temo que en esta ocasión los protas ya están enamorados que por lo menos ya es algo. Algo nuevo que no es poco.

Porque como decía al comienzo de esta precrítica, todo en su contexto más razonable y natural. Porque en definitiva, ¿qué es ir al cine? ¿qué se debe ver en la gran pantalla? ¿con refresco o sin él? Son preguntas que no debo ser yo quien conteste. El espectador es, pese a quien pese, el gran protagonista de todo esto. Cada uno en su asiento con su entrada. Cada cual con sus gustos. Solos, acompañados de amigos, parejas o en familia. La gran pantalla y ese espacio lleno de butacas cómodas y aire acondicionado o calefacción es lo suficientemente mágico como para empezar a discriminar. Pido que no me saquen de este nuestro paraíso particular.

Pues eso, una película de contexto. El tiempo, te guste o no pasa igual para todos. Otra cosa bien distinta son las sensaciones...mientras tanto...mientras tengamos luz, color, sonido y movimiento seguiré disfrutando de todo esto. Aunque he de decir que dificilmente pueda contenerme para gritar algo tal como... ¡sacadme de aquí!