Crítica de la película Dag och natt (Day and night) por Iñaki Ortiz

Sin duda es más que loable mantener el interés de un largometraje cuando todos los planos están rodados desde dentro del coche. Es, como ninguna otra, una road-movie o quizá mejor dicho una car-movie, que supongo que sería inauguración de género.

Aunque pudiera pensarse que la labor de un director en una película de esas características quedaría reducida a la nada (en cuanto a planificación y cuestiones técnicas), Staho demuestra que se puede trabajar mucho desde las mínimas posibilidades, con mención especial a la última escena.

Los actores, la base casi completa de la película, hacen todos un muy buen trabajo, especialmente el protagonista (pariente aparente de Chistopher Walken) que se come cada plano, y hay que decir que él está en todos y cada uno de los planos de la película. Se nota como la cámara le quiere. Podría considerarse una obra teatral por su ¿unidad de lugar?, hablar de unidad de lugar en una road-movie puede parecer chocante, pero es lo que hay. Las emociones están a flor de piel y son la columna vertebral de esta película que no se priva de contar el final nada más comenzar, quizá para avisarnos de que todo lo que estamos viendo tiene un final.

Las pegas de la película están en su mérito precisamente, el hecho de narrar toda la película desde dentro del coche fuerza el guión. Es necesario que todo ocurra en ese universo pequeño, y algunas conversaciones como la del entrenador o el viejo parecen sobrar un poco. Además la forma se mecaniza un poco a la manera de diálogos uno tras otro (ahora toca un personaje, ahora toca otro). Por otro lado, a mí personalmente me quedaban una especia de ganas de salir a estirar las piernas. Yo, que pienso en el cine como una ventana abierta al mundo, me siento algo claustrofóbico ahí, dentro del coche. De hecho cuando los personajes salen del coche (qué por cierto me parecen los mejores momentos: intentando abrazar al hijo, “despidiéndose” de su novia) siento como una necesidad de seguirles, lo cual también crea una sensación de impotencia interesante para la película.

En cuanto a la interpretación de la idea de llevar en coche toda la película se pueden decir muchas cosas, ya se habló de ello en el posterior coloquio con el director. Yo sólo voy a comentar que este hecho conlleva que tengamos que entrar en la vida del personaje quien nos lleva a todos en coche (él conduce y la cámara está “dentro”), con lo que tenemos que oir toda su historia. Quizá es lo que quiere el personaje al decidir hablar en el coche, saber que nadie puede lanzarse en marcha, y como decía el director, tener así alguien que le escuche. El director consigue así tener a alguien que le escuche, el público. Aunque en el coloquio habló del actor como una persona que necesitaba una cierta atención, pienso yo que en el fondo es él quien siente esa carencia (esto ya son hipótesis...).


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