Crimen organizado, nazis o salvaje oeste. Da igual cuando se trata de Quentin Tarantino, uno de los directores favoritos de cualquiera que le guste rozar con la suela de su zapato la moqueta del cine más cercano, tomar asiento y dejarse llevar. A partir de ahí, disfrutar y disfrutar en mayúsculas. Mayores, adultos, muchachos o incluso iniciados hablan bien de este director que siempre da la nota para bien. Sus cintas tienen un efecto desgarrador respecto a otros de su oficio. Piezas musicales por aquí, escena sangrienta por allá, vestuario, localización...todo es inmortal cuando se trata de uno de los más queridos por la prensa y el público en su mayoría. Tras el sobresaliente efecto de sus bastardos en tierras ocupadas por los nazis ahora prueba con otros de esta calaña no menos salvajes, más incluso diría, tratándose del salvaje oeste. Su próxima parada es el spaguetti western al que siempre ha guiñado el ojo y con el que siempre ha simpatizado.
Sabemos de lo que es capaz. Sabemos de lo que puede ser capaz. Y sabemos de lo que pueden ser capaz unos tipos tan duros como eficaces como Di Caprio, Foxx, Waltz o L.Jackson. Es la ocasión para los fuegos artificiales, el espectáculo de luz y sonido, las piezas musicales a ritmo de caballo fatigado, todo ello, para disfrutar de otra crónica de la historia de los tan siempre pegadizos unidos estados del territorio americano. Por y para el disfrute de todos los espectadores. Es hora del universo cinema.