Sin duda alguna, la peor de las tres entregas de la saga. Si bien el gran fallo que se le podría achacar a esta tercera, sería haber querido contar muchas cosas a la vez, sin acabar de profundizar en ninguna de ellas, creo que el gran error reside en la importancia que se le da a la historia de amor entre Peter Parker y Mary Jane Watson, que además resulta forzada y muy poco convincente.
Los villanos, tres en esta ocasión , no tienen tiempo de desarollar sus motivaciones, haciendo un rápido pupurri explicativo y sin las suficientes escenas de acción necesarias, de las cuales, la mayoría acaban mareando por esa rapidez en el movimiento de la cámara, que acaba por desorientar. Digitalmente, será una pasada y que da sus resultados, pero sin un buen guión , de poco sirve tanta espectacularidad.
El nuevo Duende Verde, resulta poco creible en su evolución. Primero la venganza, para quedar en la ignorancia y retomar la fraternalidad de Harry Osborn con Parker, para pasar de nuevo a la ira y acabar redimiendo sus actos. Por mucho que James Franco se haya esforzado, su papel resulta un tanto absurdo.
El Hombre de Arena, que tiene una recreación fantástica al principio con esos pequeños granos de arena enormes en la pantalla, acaba por ser un personaje un tanto rídiculo, sin un designio demasiado específico y que incoherentemente acaba aceptando el perdón de Spiderman.
El simbionte, donde tenía puestas mis mayores esperanzas, defrauda en ambos huéspedes. Como Spiderman negro, no realza de verdad ni la ira ni la fiereza de Parker, logrando solo convertirlo en un auténtico imbécil, en vez de hacer perder las responsabilidades de este como héroe. Lamentables esas rayas negras en los ojos que le han tenido que pintar a Tobey Maguire, y ese flequillo echado hacia delante como único signo del cambio de personalidad. Esa escena de la cafetería está fuera de lugar totalmente, como la inclusión del personaje de Gwen Stacy, que traiciona totalmente al cómic, apareciendo solo como mera comparsa. El propio Spiderman, resulta irreconocible en casi toda la cinta. Ni esa ironía en sus frases, ni ese debate interior, nada.
Venom, que aparece solo al final de la cinta y al que hubiera agradecido un poco mas de importancia en la trama, no muestra esa dualidad del personaje, ni habla en plural, siendo sin embargo el único que tiene claras sus razones de odio a Spiderman. Un gran malvado desperdiciado en pocos minutos.
Lo de Mary Jane, no tiene nombre y no esta vez por la interpretación de Kirsten Dunst. Si ya en las dos anteriores partes, no es un personaje al que se le coja especial cariño, en esta acaba por resultar una carga, resultando por enésima vez secuestrada y deseando que deje de gritar de una vez por todas. Si incluso esta vez la tia May resulta agotadora con tanto consejo y tanto lacrimeo.
Lo único que me ha hecho reir, ha sido J.J. Jameson, con sus frases sarcásticas y su infantil pero divertida escena del zumbador, y la aparición de Bruce Campbell, recordandome los buenos ratos que Sam Raimi me había hecho pasar anterioremente con sus zombies, antes de que se edulcorará asquerosamente para hacer esta saga.
Lamantable el cameo de Stan Lee. Si yo fuera el creador de Spiderman, os aseguro que no querría tener nada que ver en esta adaptación.
Una decepción absoluta, que me han quitado las ganas de verdad de que haya mas títulos de esta serie. Es una pena que este superhéroe, se vea devaluado por esta película y no merece que se le retrate así. Sam, déjalo antes que el desastre sea mayor.