Judd Apatow vuelve sigue trabajando sin cesar con sus buenas intenciones de chico que quiere hacer reír, y sus nuevas formas de mostrarnos la misma intrascendencia de siempre. Siempre aparecerá con escenas que menosprecian el film porque vive de intentos de profundidad que no de profundidad. Intenta ser dramático y termina por ser simplemente un director que juega con el género de la comedia y sus seguidores, la mayoría personas que no piden demasiado cuando van al cine.
En esta ocasión se rodea de Adam Sandler, que se está perdiendo en un sin fin de películas que intentan pero no consigen, un ejemplo Zohan licencia para peinar. El reclamo esta vez es un personaje simpático y sus amigos de siempre, Lío embarazoso o Virgen a los 40, y la mejor pinta de la taquilla en cuanto a cine sencillo de poco pensar.
Sus formas de entrar en una especie de comedia seria, que trata temas de interés con fuerza choca frontalmente con una realidad palpable de nuestras sociedades, no conecta, simplemente es entretenido, que no divertido, porque su público es un público que no quiere liar su cabeza con nuevos temas complicados y de reflexión. Simplemente quiere sentarse y reír un poco por inercia, y él lo sabe y no va a parar mientras sigua haciendo dinero con ello.