No se lo digas a nadie, no confundir con la película de Lombardi de 1998, es el segundo largo de Guillaume Canet, más conocido por su faceta de actor en películas tales como La playa o Vidcoq y que, como director, ha cosechado el éxito internacional con Pequeñas mentiras sin importancia, una película dirigida con buen pulso y con buena mezcla de sentimientos y de esas telarañas que siempre cultivan las relaciones de amistad de muchos años (y a la que le debo una post).
En esta segunda película, tras Mon idole, nos adapta una novela de Harlan Coben y que va a ser nuevamente adaptada para la gran pantalla por Chris Terrio para la dirección de Ben Affleck. Y es que esta película, que no ha pasado por la gran pantalla, y que se ha estrenado directamente en DVD casi seis años después de su terminación, se puede decir que le debe su aparición en España al éxito de la que hasta ahora es la última película como director de Canet, dirigiendo a su mujer: nada más y nada menos que Marion Cotillard, una de las actrices más interesantes de su generación y de la actualidad.
Tan desapercibida había pasado esta película que he tenido que ser advertido por mi videoclub de referencia, Videoclub Moreno, que nos ha recomendado esta película y a la que le doy esta oportunidad de ver un thriller europeo de los que en Francia saben hacer tan bien y de los que en España nos cuesta aunque a veces saquemos joyitas como No habrá paz para los malvados o Grupo 7.
Protagoniza François Cluzet, actor de moda en estos días por su papel en Intocable pero que tiene una solidísima trayectoria a sus espaldas y que también actúa en Pequeñas mentiras sin importancia. Junto a él, un ramillete de actores tan interesante como Kristin Scott-Thomas, Jean Rochefort o Nathalie Baye.
Una película perfecta para disfrutarla en este lluvioso puente y que puede convertirse en una agradable sorpresa.