Crítica de la película El aviador por Romulo

Martin Scorsese es, a mi modesto entender, el cineasta que mejor filma entre todos los maestros vivos (y en activo) que podamos citar (léase Coppola, Polanski, etcétera etcétera). Es también, mi preferido. Y es, también, uno de los más reconocidos y, sin embargo, más ninguneados en premios oficiales; léase especialmente ´Óscars´.

Taxi driver, era lógico por el tipo de película que era, no mereció el premio a director ni a película. Toro Salvaje fue elegida por los críticos norteamericanos, a la larga, mejor película de los 80; pero no de 1980, por la Academia. Uno de los Nuestros también fue ninguneada por los académicos. Gangs of New York sirvió para que el maestro fuera casi humillado durante la gala. Y ahora, lo digo, todo huele a que por fin el maestro quizás vaya a ser laureado.

Scorsese ha empezado por rodearse de un gran reparto y es que el tío Martin sabe que las grandes producciones siempre han sido queridas por la Academia Estadounidense: Repite con Dicaprio, tras ´Gangs...´, y se incorporan Cate Blanchett, Kate Beckinsale, Ian Holm, Jude Law, Alan Alda, Alec Baldwin, Willem Dafoe, Josie Maran, John C. Reilly... Muchos de ellso en pequeños papeles, la mayoría interpretando a viejas glorias del Hollywood clásico (Blanchett es Katherine Hepburn; Beckinsale, Ava Gardner; Law, Errol Flynn). Y Di Caprio es el protagonista; Di Caprio es un joven Howard Hughes, aviador y productor; Hughes es el protagonista.

A la chita callando, y armando mucho menos revuelo que durante el cacareado rodaje en Roma, en Cinecittá, de ´gangs of New York´, Scorsese ha fabricado todo un homenaje al Hollywood de sus años dorados, y lo fabrica desde su talento inmenso, desde su virtuosismo que combina con engrasada perfección la modernidad visual y el clasicismo narrativo. Todo un canto al cine de las grandes estrellas (Hollywood, decían, ¡más estrellas que en el firmamento!). Con tanto ingrediente infalible la mezcla conduce, directamente e indiscutbilmente, a esa ingrata estatuilla que, durante años, le ha negado su posesión a este indiscutible MAESTRO de la imagen, del montaje, del CINE.

¿Algún pero? Si acaso, habrá que ver como reaccionamos a esa necesidad de creernos que Law sea Flynn, que Blanchett sea Hepburn, etcétera... Y es que son rostros tan metidos en nuestro subonsciente, en nuestra memoria cinematográfica, que quizás pueda costarnos imaginarnos sus rostros con otros rasgos.

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