Esta postcrítica llega trasnochada y año y medio tarde, pero la verdad es que se lo merece. La vi en el Zinemaldi 2004, tengo constancia que después pasó por la Semana de Terror de 2004, decidí esperar a su estreno para colgar la post, pero visto lo indignante de su olvido, quiero hacerle este pequeño homenaje.
La película se basa, sobre todo, en una imperial interpretación de Malcolm McDowell, el actor que tocó techo con "La naranja mecánica", y suelo con "The company".
Su interpretación no se queda en lo estereotipado de un psicópata, sino que es capaz de mostrarnos los sentimientos y lo turbio de su alma con apenas una mirada y una mueca.
Sobre tan sólido basamento, el director David Grieco rueda un interesante thriller en el que no duda en presentarnos atmósfera y ambiente, a una decadente Unión Soviética, a un choque de valores, de ideas, de éticas.
Las escenas morbosas se resuelven sin poner toda la carne en el asador, pero es cuando la película juega con matices sobrenaturales, cuando la película gana en interés y confianza. Donde se desmarca de lo habitual de las película de género.
LA réplica de McDowell la da el poco conocido Marton Csokas ("El ataque de los clones", "El retorno del Rey", "El reino de los cielos" o "Aeon-flux"). Su presencia es bestial y oderosa en pantalla, llegando a un maravilloso climax, entre lo sobrenatural y lo simbólico en la escena del interrogatorio. Una escena muy bien resuela desde todos los puntos de vista.
Merece también mi especial mención la escena en la que se ven por vez primera el asesino y su captor. Un sutil juego de sospechas y equívocos guía una escena en la que el interés se mantiene de principio a fin.
Una brillante película que, en cambio, no ha ganado el favor de las distribuidoras en España.