Crítica de la película El aviador por Iñaki Ortiz

¿Se puede hacer mejor?


5/5
20/01/2005

Crítica de El aviador
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Si se puede hacer mejor, no se me ocurre como. Y es que en esta postcrítica me va a ser difícil encontrar los puntos negros. Incluso esa transformación del verde en el campo de golf y el campo de remolachas que a Hypnos le disgusta a mí me parece adecuada (el verde intenso característico de esos lugares sería una ofensa a la estética de la película).

Un punto oscuro, el comienzo es tan brillante que la película no va a mejor, como suele ser el caso. Pero tampoco va a peor y eso es muchísimo. Y cuando hablo del comienzo me refiero a dos cosas. La primera, la escena del joven Howard. En lugar de perder el tiempo como Stone, con montones de escenas para conformar la influencia de la infancia, Scorsese sólo utiliza una, la primera, tranquila, escueta y determinante. Normalmente los buenos guionistas intentan maquillar la manera en que los personajes explican las cosas, para que no quede muy evidente que lo hacen de cara al público, pero lo que se hace aquí es todo lo contrario: la explicación es tan descarada que ¡nos la deletrean! c u a r e n t e n a, y ya está, y punto, y poco más hay que decir. Y esa mano acercándose hacia la oscuridad, que termina cogiendo el jabón. Lo siguiente, imparable. Directamente y con un ritmo implacable entramos en esa epopeya. Todo el desarrollo de esa escena me recuerda un poco a Spielberg en sus mejores momentos. En esos instantes me recuesto cómodo en mi butaca y abro un poco más los ojos para disfrutar de la magia del cine, la magia y la emoción.

Y el ritmo se frena con la aparición de la Hepburn, pero la intensidad no. La escena del avión en la que Howard permite a Katherine beber de su botella me parece tan enternecedora... Y en general toda su relación. ¡Realmente me dio pena que se separaran! ¿Cómo es posible?

Cate Blanchett tiene una personalidad tremenda, es capaz de construir un personaje imitando perfectamente (al más puro estilo Bardem), pero a la vez manteniendo su propia personalidad, pues una simple imitadora no estaría a la altura de la mismísima Katherine Hepburn. Y si hablamos de los demás actores nos encontramos con Jude Law. Ya estaba avisado de su buen hacer, pero al verle en esa pequeña escena no me creía que lo estuviese bordando de esa manera. John C. Reilly sigue abriéndose paso en Hollywood de manera muy digna. He de rectificar con Alec Baldwin, a quien consideraba acabado. ¿Es el mismo que aquel Jack Rhyan de la primera entrega? Eso es versatilidad, cualquiera diría que es uno de sus múltiples hermanos. Tiene una presencia muy sólida. Alan Alda, como siempre, dentro de su registro sabe lo que hace y lo hace muy bien. Ian Holm en un papel tan goloso como el viejo Bilbo, en su punto. Y como no, todas mis alabanzas, aplausos y aprobaciones ante este papelón de Di Caprio. Ya antes había demostrado su valía pero nunca como ahora. Me lo creo, lo vivo con él, me transmite todo.

El guión es ágil, y sabe hacer lo más difícil: contar lo que tiene que contar y prescindir del resto. Las elipsis son limpias y sinceras, te dice “esto no te lo voy a contar”, o como se suele decir “esto es otra historia”. No voy a tocarle las pelotas a Oliver Stone y su Anthony Hopkins de nuevo, pero nos entendemos ¿no? Y cumplidas las expectativas de resumen biográfico y entretenimiento ágil y fluido pasa a otras fases. Los personajes y diálogos son de verdad. (Vaya, diálogos de una de Scorsese que me los creo, ¿será porque no está De Niro?). Y pasa a otras fases más: los detalles, los guiños, los momentos delicados...

Y para el final dejo al responsable máximo. Martin Scorsese, quien ha conseguido que sintiera ganas de vivir en aquella época para conocer las andanzas de ese loco que quiso construir el avión más grande del mundo y lo consiguió, ese “gran conquistador”. La dirección tiene toda su personalidad habitual pero a la vez una tranquilidad mucho mayor. Ya no tiene que demostrar lo grande que es, y por eso ahora es más grande que nunca. Como muestra un detalle sin importancia: Al principio de la película asistimos a una fiesta típica de la época con su orquesta en directo. Este tipo de escenas siempre se ruedan exactamente de la misma manera, con el mismo ambiente y con el mismo ritmo. Pero esta vez no, Scorsese lo hace a su manera, que quizá sea su mayor virtud, hacer las cosas a su manera. Cambia el orden habitual de los planos, acorta su duración hasta el extremo, cambia el punto de vista, intercala pequeños retazos de orquesta en la escena. Es gratificante cuando uno está cansado de ver los mismos moldes. Para mí eso es más importante que las impactantes escenas aéreas y movimientos de cámara. Y aquí el único punto negro un poco serio que encuentro: los fx no están todo lo bien que podrían estar. Pero tampoco son excesivamente inadecuados. Seguro que cuando el viejo Martin se introduzca más en este mundo la cosa irá a mejor. Me gusta mucho el momento en que para hablar por teléfono, la forma de delimitar las dos imágenes es mediante fuego.

Podría seguir hablando de la película apuntando muchos otros momentos y cualidades, pero sospecho que mis lectores se habrán cansado ya. Quizá he desplegado demasiado ímpetu, puede que me haya excedido (y eso que he esperado dos días), pero es que para mí es impagable que una película me haga sentir el cine.

OSCARS: 14 Nominaciones, 10 Oscars, incluidos película y director.


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