El título de mi postcrítica pretende ser despectivo, pero bien mirado, no es más que descriptivo. Se trata de una secuela, por supuesto, y es animación que ha salido directamente al video. Lo que quiero reseñar aparte de los hechos, es que se comporta como tal, como un producto barato para video, de animación hecha de carrerilla con lo justo, con esos rostros tan vacíos en los que no se diferencia un oriental de un occidental, a veces ni siquiera un hombre de una mujer. Un guión que es aún más de carrerilla, con todos los tópicos imaginables y con terribles defectos.
Lo mejor de todo es que la película no se hace aburrida, porque cuenta con elementos jugosos, desperdiciados todos ellos, eso sí, pero jugosos. Un futuro apocalíptico, una ciudad azotada por los virus y una torre dorada que domina a sus ciudadanos, aparentemente aislados del mundo por una llanura desértica. Además, gracias al truco de los inmortales, tenemos toda una serie de flashbacks a través de la historia que consiguen mantener el interés aunque estén tremendamente desaprovechados.
Desaprovechados porque no se centran en buenos momentos de acción y aventura como podrían haber sido la batalla de Trafalgar o los momentos orientales. Demasiado metraje para la época romana. Lo que sí está bien es el concepto del resurgimiento de Roma, y su diferente versión a lo largo de la historia. La visión del poder encarnada en el villano y la de la resistencia encarnada en el protagonista, en diferentes contextos. Quizá algo forzado pero dentro de la debilidad del guión no se puede decir que moleste.
La historia del futuro pronto se estropea y termina con una traca absurda de final sonrojante, porque lo del virus eliminado por la energía de la muerte del inmortal es un tremendo escupitajo lanzado con violencia al ojo del espectador. Un broche de oro, sin duda, para un guión que atesora momentos tan deliciosos como el combate en el ala del avión alemán. Increíble.
No puedo decir que me haya aburrido y me he reído bastante, lástima que esa no fuera la intención.