«Espero volver a encontrarme con esta directora en años venideros en el festival.» Con esta frase terminaba yo mi crítica de Someone else's happiness hace tres años. Me refería a la directora holandesa Fien Troch, que me había resultado muy interesante por aquel primer largometraje suyo. El festival de San Sebastián cumple mis deseos incluyendo este año de nuevo en la sección nuevos directores la segunda película de la directora.
Ahora nos trae un drama que promete tener mucho de intriga y que, seguramente, volverá a tener ese halo de misterio que cubría la trama de su anterior película. Una de esas películas a medio camino entre la angustia y la sorpresa que dejan en el espectador un poso de buen cine. Se trata de una coproducción de Holanda con Bélgica que cuenta con intérpretes de varios países.
Su actriz protagonista, la francesa Emmanuelle Devos, tiene una larga trayectoria entre la que destacaría, como ejemplo reciente, la interesante De latir mi corazón se ha parado, aunque no estaba entre los intérpretes principales.
Otro que tiene una filmografía bastante extensa es el suizo Bruno Todeschini, que ha trabajado en películas tan dispares como La reina Margot, Territorio Comanche o más recientemente, La pequeña Jerusalem. Dos actores poco conocidos pero eficientes y un presupuesto seguramente suficiente para la historia que quiere contarnos Troch. Una opción para que esta directora avance y desarrolle su estilo. Eso sí, en esta ocasión seré mucho menos transigente con los defectos que pueda apreciar. Deberá tener cuidado con una trama que puede caer fácilmente en recursos sonrojantes. De momento confío.