Crítica de la película Mil años de oración por Iñaki Ortiz

Wayne Wang por partida doble en el festival de San Sebastián. Además de tener esta película en la sección oficial, tenemos el documental The Princess of Nebraska en los especiales de Zabaltegi. El director de Hong Kong ha rodado varias películas interesantes como con La caja china, Smoke o El club de la buena estrella. Un director que se movía de maravilla dentro del circuito independiente y que desgraciadamente ha querido entrar en otras ligas.

Y es que últimamente ha rodado películas de cara al gran público como la comedia romántica Sucedió en Manhattan (con Jennifer López, con eso está dicho todo) o la película para toda la familia Mi mejor amigo. Esto, después de un inicio de caída en picado con A cualquier otro lugar, esa película pastosa con Susan Sarandon y la Portman.

Malos momentos, aunque no para su cuenta corriente. Malos momentos que no van a empañar mi interés por su nueva película. Y es que aquí creo que vuelve un poco a sus orígenes, a hacer su cine con su temática y sus intereses. Ya es un punto importante que se centre en la visita a EEUU de un hombre de Pekín, uniendo así los dos mundos que conoce el director.

Nos quiere contar una historia de relaciones entre padres e hijos, como ya hiciera en la pastosa película comentada, pero creo que desde una óptica de mayor calidad. Veremos un inevitable choque de culturas pero no creo que el film se centre demasiado en ese aspecto en pleno siglo XXI.

La película está basada en una novela de Yiyun Li quien también se encarga de la adaptación cinematográfica. El film ha sido seleccionado también en el festival de Toronto, lo cual es buena señal, ya está doblemente solicitada.

Si tenemos suerte esta puede ser una de las buenas, aunque no creo que de las mejores. Veremos.