El año pasado se pudo ver en el
festival de San Sebastián una retrospectiva muy arriesgada, Sombras
digitales: Cine chino de última generación. Es decir, cineastas
chinos que gracias al digital se han permitido hacer cine de batalla,
al margen de la industria, lo que en un país con tal
control del gobierno, casi siempre supone crítica social descarnada.
Una de las participantes de esta retrospectiva fue Emily Tang,
con su segunda película, que abordaba la feminidad desde un punto de
vista muy íntimo y su situación en la sociedad china.
El caso es que este año vuelve, pero
esta vez a la sección oficial nada menos. Nos contará una historia
trágica que dejará al descubierto algunos de los aspectos más
oscuros de la sociedad de su país, especialmente para la mujer,
aunque no únicamente.
Una película más completa, con más
medios, que trata una historia repleta de emociones paradójicas, de
absurdas consecuencias de leyes y costumbres. Se asoma a la
perversidad desde la desesperanza. La culpa, el dolor, la venganza, la pérdida. Una película controvertida que
seguro que dejará cierto poso en el espectador.