Esta es otra historia sobre los escabrosos resultados de la
creación artificial, sí, pero enfocada desde un punto más psicológico de lo
habitual. Puestos a tratar sobre los límites de la ética, no hay nada mejor que
contar una historia éticamente compleja. La película nos plantea bastantes
cuestiones, sin buscar en ningún momento un slogan moral. Nos habla de la
dificultad de la educación. Cuando los personajes no son capaces de controlar
(físicamente) a su criatura, su capacidad de conseguir autoridad se quiebra
completamente. Por otro lado, los instintos propios de la criatura, inesperados
y a veces notablemente dañinos, que van en contra de todo intento de
corrección.
Quizá el aspecto más interesante es la necesidad de la protagonista,
brillantemente interpretada por Sarah
Polley, de ser madre, de un modo quizá más instintivo, y su rechazo
racional por sus determinadas circunstancias. Aquí el dominio de lo racional
sobre los instintos lleva al horror (al estilo de las prácticas médicas nazis),
justo al contrario de la criatura, que son sus instintos los que producen el
mal. Dos caras opuestas con un mismo resultado. O dos planteamientos diferentes de si el ser humano es esencialmente bueno o malo, la respuesta aquí claramente es ambigua.
La mejor baza de la película es su voluntad de llegar hasta
el final sin reparos. La escena en que el personaje de Adrien Broody (otra interpretación afinada, matizando el tópico de
científico freak) tiene sexo con Dren, rompe muchas normas a la vez: la
infidelidad a su esposa, el sexo con su "hija adoptiva", y el sexo entre
especies. Aquí, el director muestra su gusto por la estética gótica como ya lo
hizo en su segmento de Paris, je t'aime con la vampiresa.
La película juega por una parte con los intrincados aspectos
éticos y psicológicos y por otro lado con la estética grotesca y casi
mitológica, adentrándose en el suspense y el terror. Sin embargo, puede más la
primera cuestión, centrándose más en la carga psicológica que en el terror de
género que también practica, lo cual, puede dejar fuera a los fans del terror.
Un final, por desgracia, demasiado forzado y al que se le
aplica una intriga inútil, pues toda la sala ha adivinado ya el estado de la
protagonista. Por lo demás, una película interesante que se esconde detrás de
esa fachada de cine de criaturas malvadas. No es redonda pero funciona como puerta a
la reflexión.